Implica una forma de trabajo mediante la escucha de la subjetividad de cada persona consultante de acuerdo a lo que se dice en el espacio íntimo terapéutico, identificando aquello que insiste y genera malestar en la persona, movilizando una posición de autoreflexión como forma de elaboración de lo que aqueja en lo cotidiano.

Por otro lado, considera la importancia de una escucha ética que implique la identificación de aspectos culturales propios de la época como reconocimiento de riesgos que generan sufrimiento subjetivo.

En cuanto al trabajo con infancias, realiza atenciones individuales y parentales, indagando en el motivo de consulta donde se consideran los tiempos en el desarrollo de cada paciente y los conflictos que conlleva. Integrando a los cuidadores durante el proceso terapéutico del niño/a.