
La disociación es un término que se utiliza para describir una experiencia en la cual una persona se siente desconectada de su entorno o de sí misma. A menudo se describe como una sensación de «estar fuera del cuerpo» o de «estar en un sueño». La disociación puede ser un mecanismo de defensa natural en respuesta a situaciones estresantes o traumáticas, pero también puede ser un síntoma de un trastorno mental.
Existen varios tipos de disociación, incluyendo la disociación disociativa, la disociación depersonalizante y la disociación desrealizante. La disociación disociativa es cuando una persona se siente desconectada de su entorno o de sí misma, mientras que la disociación depersonalizante es cuando una persona se siente desconectada de sí misma y la disociación desrealizante es cuando una persona siente que su entorno no es real. La disociación puede ser un síntoma de problemas psicológicos como el trastorno de estrés postraumático (TEPT), el trastorno de identidad disociativo y la depresión. La disociación también puede estar presente en otras enfermedades mentales como la ansiedad y el trastorno obsesivo-compulsivo (TOC).
Las personas con disociación pueden sentirse desconectadas de sus emociones y tener problemas para recordar eventos traumáticos. También pueden sentir como si estuvieran viendo cosas fuera de su cuerpo, como si estuvieran mirando desde lejos. Algunas personas pueden tener brotes ocasionales, mientras que otras pueden tener síntomas persistentes.
La disociación es un mecanismo de defensa natural que se produce cuando una persona se siente abrumada por una situación traumática o estresante y su mente se desconecta de lo que está sucediendo en el momento presente. Es como si la persona se desconectara de la realidad para poder sobrevivir emocionalmente a la situación.
La disociación puede ser una respuesta temporal a un evento traumático, pero en algunos casos puede convertirse en un problema crónico que afecta la vida diaria de la persona. Cuando la disociación se convierte en un trastorno mental, se la denomina trastorno disociativo.
El trastorno de identidad disociativa, también conocido como trastorno de personalidad múltiple, es uno de los trastornos disociativos más conocidos. Las personas con este trastorno experimentan la presencia de dos o más identidades. Cada uno tiene sus propios pensamientos, sentimientos, pensamientos y opiniones.
Otro trastorno disociativo es el trastorno de despersonalización. Las personas con esta enfermedad se sienten fuera de su cuerpo, o sienten que sus pensamientos y acciones no son propios.
El trastorno de estrés postraumático (TEPT) es otra enfermedad que puede tener como síntoma la disociación. Las personas con TEPT pueden experimentar flashbacks o recuerdos del evento traumático y pueden aislarse para evitar volver a experimentar el evento traumático. La disociación también puede estar presente en otras enfermedades mentales como la ansiedad y el trastorno obsesivo-compulsivo (TOC).
La terapia puede ser muy útil para ayudar a las personas que refieren disociarse a sobrellevar eventos traumáticos y reducir los síntomas esta. La terapia también puede ayudar a las personas a aprender a manejar los síntomas cuando ocurren. Además de la terapia, las personas con disociación pueden beneficiarse de técnicas de relajación como la meditación y la respiración profunda. También puede ayudarte a evitar situaciones estresantes y buscar apoyo social.
